Hace pocos días mi ciudad, Barcelona, rindió un sincero homenaje a las víctimas del terrible atentado terrorista en las Ramblas de la ciudad.
Un acto organizado por el Ayuntamiento de Barcelona, con Ada Colau su alcaldesa, y por la UAVAT (Unidad Afectados Víctimas del Terrorismo) con Roberto Manrique al frente.
Las palabras de agradecimiento por la organización de este acto son las que me mueven a escribir este artículo.
Desgraciadamente, yo fui una de las personas que vivió lo sucedido y, por suerte, sobrevivió para poder explicarlo.
Una experiencia como ésta deja huella, una huella imperceptible a la vista pero perceptible a los sentidos.
Una experiencia en la que claramente el propio sentimiento se funde con el sentimiento colectivo de una ciudad, de sus ciudadanos, y ese sentimiento acompañó este encuentro.
1 año después pudimos compartir nuestro dolor por lo vivido con otras personas que también lo vivieron y pudimos acompañar a familiares de víctimas del atentado. Y todo ello en un entorno despolitizado y neutral, un entorno de comprensión y respeto.
Este bello aunque triste encuentro de recuerdo a lo vivido que organizó el Ayuntamiento de Barcelona me permitió acercarme a los padres de Julian, el niño australiano que falleció en el atentado de Ramblas y que nunca estuvo solo.
Nunca olvidaré ese encuentro, la tremenda tristeza de sus padres y esos sinceros abrazos que nos dimos cuando supieron que el pequeño Julian había estado acompañado por nosotros en aquella farmacia. Ellos no sabían qué ocurrió después del atropello en Ramblas, y descubrir que Julian no estuvo solo fue un gran consuelo para ellos.
Recuerdo el momento en el que vi a Julian entrar a la farmacia donde estuve encerrada y cómo se apoderó de mi un sentimiento enorme de absurdidad por lo sucedido: nada de eso tenía sentido y, sin embargo, estaba pasando….
Gracias de todo corazón por el encuentro en Plaça Catalunya y Palauet Albeniz a todas las personas de la UAVAT y del Ajuntament de Barcelona, en especial a su alcaldesa Ada Colau, quien demostró, a lo largo de toda la jornada, que por encima de todos los intereses partidistas existe el ciudadano, el verdadero motor de una ciudad.
Estos dos organismos fueron los que se encargaron de velar por todas las víctimas y familiares de las víctimas de todos los países del mundo que vivieron lo sucedido y que tuvieron su punto de encuentro en Barcelona,ciudad de paz.
Marta Palencia-Lefler.
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